La natalidad humana en Filgueira se mueve en sentido exponencialmente inverso a la del felino común. El problema es que, nuestro municipio, ha establecido un plan de choque basado fundamentalmente en fusionarse con su limítrofe. Yo abogo porque empecemos a empadronar cuantos mas gatos mejor. Todo son ventajas:
1) Se ahorra mucho en orquestas, fundamentalmente en enero.
2) Sus detritus son fuente de abono inagotable y pisar mierdas da mucha suerte (la suerte sería no pisar una mierda en Filgueira).
3) Anuncian la llegada de los servicios, sobre todo el pescadero.
4) Conviven en armonía con los ratones. Uno puede dormir arriba y calentar el nido de la prole del otro que está más abajo.
5) Comen en comederos comunitarios lo que supone un ahorro de tiempo y de dinero, sobre todo para el que le sobra el tiempo (y el dinero).
6) En verano hasta pueden recibir a los turistas. La pena es que el visitante no se marche con ninguno.
Y podría enumerar unas cuantas más. ¿Y a que viene todo esto? Simple y llanamente hablo de una propuesta: Cambiemos el nombre de Filgueira por "VillaJato". Hagamos valer nuestra seña de identidad y, de paso, resolvamos el problema de los servicios y los recursos municipales.
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